Aunque al parecer la sociedad ha superado grandes barreras ante la desigualdad de género en algunos campos como la participación política, poco se ha adelantado en la justa y merecida valoración de la mujer. Se le sigue explotando y desprotegiendo de diversas maneras y aún muy lejos de reconocer sus méritos y cualidades.
No se le facilita la maternidad digna, no se le facilita el desarrollo independiente, sigue siendo un objeto sexual de usar y tirar, no se valora su labor como ama de casa, sigue como la principal sacrificada de la desigualdad y la violencia social.
La corrupción y desinterés por parte de los encargados de aplicar la justicia, hacen que de nada sirva contar con leyes a favor de la mujer, sino se aplican antes de que esta se convierta en víctima.
Y como si esto fuera poco, nuestras instituciones, se ha empeñado, en que el bien más preciado que tenemos las mujeres, que es el de la maternidad, se le vea truncado, en favor de una liberación, que no es otra cosa que la utilización de las mujeres. Prestándose para construir una sociedad sin valores y respeto. En lugar de brindar adecuada educación a los adolescentes y represión a quienes corrompen sexualmente a la sociedad, varios ministerios y algunas instituciones lideran una campaña vergonzosa, han encontrado más fácil sanar la situación con pastillas de un día después, despreocupándose del antes que liberó a los violadores, del antes que no educó a los adolescentes y del antes que no corrigió a las personas irresponsables, en todo caso la pastilla mágica lo solucionará después.
No se le facilita la maternidad digna, no se le facilita el desarrollo independiente, sigue siendo un objeto sexual de usar y tirar, no se valora su labor como ama de casa, sigue como la principal sacrificada de la desigualdad y la violencia social.
La corrupción y desinterés por parte de los encargados de aplicar la justicia, hacen que de nada sirva contar con leyes a favor de la mujer, sino se aplican antes de que esta se convierta en víctima.
Y como si esto fuera poco, nuestras instituciones, se ha empeñado, en que el bien más preciado que tenemos las mujeres, que es el de la maternidad, se le vea truncado, en favor de una liberación, que no es otra cosa que la utilización de las mujeres. Prestándose para construir una sociedad sin valores y respeto. En lugar de brindar adecuada educación a los adolescentes y represión a quienes corrompen sexualmente a la sociedad, varios ministerios y algunas instituciones lideran una campaña vergonzosa, han encontrado más fácil sanar la situación con pastillas de un día después, despreocupándose del antes que liberó a los violadores, del antes que no educó a los adolescentes y del antes que no corrigió a las personas irresponsables, en todo caso la pastilla mágica lo solucionará después.
Es responsabilidad de los políticos legislar para que existan otras alternativas y opciones más positivas para las mujeres que deciden libremente ser madres, ser empresarias, ser amas de casa y ser profesionales, pero también para remover todos los obstáculos que dificulten o impidan el ejercicio de sus derechos, especialmente cuando la mujer se encuentre en situación o riesgo de exclusión social y laboral.
Esto debemos gritarlo a los cuatro vientos en manifestaciones, artículos, marchas, congresos… sobre todo en este día, 8 de marzo, en el que se celebra el Día Internacional de la Mujer.
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