En efecto, condenar a muerte a un criminal profesional, que es un peligro para la sociedad, será una cosa discutible. Unos opinan que basta con la cadena perpetua. Otros opinan que de la cárcel se puede escapar y por lo tanto, la pena de muerte es el único modo de evitar que haya nuevas víctimas inocentes a quienes la autoridad civil tiene la obligación de proteger.
Hay razones en pro y en contra. Por eso es una cosa opinable. Pero condenar a muerte a un inocente, es una monstruosidad tal, que nadie puede considerarlo moral. Ni católico, ni no católico. En efecto, si a ti te dan un envoltorio para que lo tires al mar, diciendo que se trata de un gato muerto y tú sospechas que es un niño vivo, no puedes tirarlo al mar sin salir de la duda. Y si lo tiras con la duda de que quizás sea un niño vivo, y resulta que era así, serías responsable de su muerte.
De igual modo, un cazador no puede disparar sobre un objeto que se mueve entre unas matas con la duda de si es un hombre o un animal. Y si dispara sin salir de la duda y resulta que es un hombre, será responsable de un homicidio.
Para que el aborto fuera lícito, los abortistas tendrían que estar seguros de que no hay vida humana desde el primer momento. Y esto es imposible, pues los científicos afirman, que la vida humana comienza en el momento de la concepción.
Querer justificar el aborto basándose en que el embrión o el feto no es un ser humano vivo es muestra de incultura, de hipocresía o de cinismo, cuando no de las tres cosas.
Hay razones en pro y en contra. Por eso es una cosa opinable. Pero condenar a muerte a un inocente, es una monstruosidad tal, que nadie puede considerarlo moral. Ni católico, ni no católico. En efecto, si a ti te dan un envoltorio para que lo tires al mar, diciendo que se trata de un gato muerto y tú sospechas que es un niño vivo, no puedes tirarlo al mar sin salir de la duda. Y si lo tiras con la duda de que quizás sea un niño vivo, y resulta que era así, serías responsable de su muerte.
De igual modo, un cazador no puede disparar sobre un objeto que se mueve entre unas matas con la duda de si es un hombre o un animal. Y si dispara sin salir de la duda y resulta que es un hombre, será responsable de un homicidio.
Para que el aborto fuera lícito, los abortistas tendrían que estar seguros de que no hay vida humana desde el primer momento. Y esto es imposible, pues los científicos afirman, que la vida humana comienza en el momento de la concepción.
Querer justificar el aborto basándose en que el embrión o el feto no es un ser humano vivo es muestra de incultura, de hipocresía o de cinismo, cuando no de las tres cosas.
1 comentario:
Adelante esta lucha es de todos aquellos que no fuimos abortados...
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